Kawasaki Z250 Flat Tracker – Studio Motor. Otro trabajo perfecto del constructor indonesio, que demuestra que no hay limitaciones para conseguir una moto brutal desde cualquier base de origen.
Esta personalización ha sido llamada «The Outburst» (El Estallido). Y cuenta con una Kawasaki Z250 de 2015 como base. Un modelo que puede resultar en principio poco atractivo para transformar, pero que en buenas manos, da un tremendo resultado.
Normalmente, cuando decidimos transformar una moto y darle el rollo de cualquier estilo custom que nos guste, solemos pensar en modelos clásicos. Y yo la verdad, tengo que reconocer que tengo debilidad por los hierros de la época. Pero eso no quita que modelos más actuales y nuevos, tengan un gran potencial para hacer una customización de calidad. Y cuando hablo de modelos actuales no me refiero a las nuevas Triumph Bonneville, Ducati Scrambler, Harleys o japonesas neoclásicas. Me refiero a las naked o deportivas modernas.
El mayor inconveniente que veo de las motos de hoy en día, es que cuando quitas todos los plásticos y «embellecedores». Lo que queda debajo no es muy agraciado. Cables, manguitos, piezas desordenadas a la vista y sobre todo, el radiador. Se que la refrigeración es una parte clave para el rendimiento y potencia del motor. Pero es que no me gusta nada ver al descubierto ese pedazo de rectángulo saliendo por ambos lados.
Los chicos de Studio Motor han solucionado esta cuestión, dejando todas estas partes y el motor en color negro. Disimulando así un poco y haciendo contraste con el resto.
Arreglado ese asunto, el depósito y el colín han sido la clave para conseguir un aspecto de Flat Tracker. Realizados con una chapa galvanizada de 1,2 mm de grosor, y pintados con una perfecta aplicación de pintura Sikkens y barniz, por parte de Komet Studio. Un diseño que combina el blanco, gris metalizado, rayas negras y el logotipo de Kawasaki en un tono dorado.
Llantas Enkei de 17 pulgadas, junto con neumáticos Zeneos Turino de medidas 120/70-17 delante y 160/60-17 en la trasera.
Horquilla invertida procedente de una Suzuki GSXR 750, incluyendo el sistema de frenos Tokico. Toda una mejora en seguridad y que le da un apariencia más racing.
Manillar bajo estilo Fatbar y un pequeño faro situado en una placa frontal, le dan el toque a la parte delantera.
Sistema de escape con configuración de colectores 2 en 1, envueltos en cinta anticalórica y terminando en una cola de acero inoxidable.
Y por último pero no menos importante, nombrar el detalle de los intermitentes Rizoma y el piloto de freno escondidos bajo el colín, más los laterales del chasis pintados en negro, que crean un efecto «hueco» muy acertado.
Como ves, con creatividad y un par de co**nes, no hay moto que se resista a formar parte del mundo custom jajaja.
¿Qué es lo que más te ha gustado de la Kawasaki Z250 Flat Tracker de Studio Motor?